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La laicidad: un pilar fundamental del Gran Oriente de Francia

 

 

Fiel a las exigencias de Libertad, Igualdad y Fraternidad que lo funda, el Gran Oriente de Francia tiene como principio esencial la libertad absoluta de conciencia. Más allá de este principio, sus estatutos precisan que  éste “otorga una importancia fundamental a la laicidad”. Nuestra obediencia, creada antes de la Revolución francesa de 1789, hija del siglo de las luces, participó en la elaboración del corpus de medidas conocido como “la declaración de los derechos humanos y del ciudadano”. A partir de ese texto fundador, la laicidad se fue construyendo poco a poco en la República francesa; hoy en día el Gran Oriente de Francia se erige en  defensor principal de los valores y de los principios de la laicidad, participando en todas la manifestaciones y reflexiones en torno a ella.

 

Eran masones los que crearon la escuela pública, obligatoria, gratuita y laica en el siglo XIX, incluyendo la instrucción para las mujeres (Leyes Ferry). Eran masones los que propusieron la ley de separación de las iglesias y del estado (1905). A partir de las logias masónicas se promovieron las leyes sobre la contracepción y el aborto. Recordemos que la laicidad acepta todos los cultos, protege su libre expresión y práctica, no hace diferencias entre los que creen y los que no creen en ningún dios; a su vez, rechaza la intrusión de las religiones o de cualquier ideología o filosofía en los asuntos públicos , ya que establece una separación neta entre el área privada del individuo (por ejemplo creer o no) y el área pública. De esta manera, la laicidad se presenta como modelo de un principio universal de organización de la sociedad, de convivencia y de garantía de justicia política, económica y social de cada ciudadano.

 

En una sociedad cada día más trastornada por los efectos de la mundialización, donde los Estados  renuncian cada vez más a hacerse cargo de las misiones de interés general para reducir las desigualdades y precariedades, donde el renacimiento de los integrismos y fundamentalismos religiosos puede ser una amenaza creciente, el pacto laico permite la definición de un nuevo contrato social universal y se presenta como la palanca de un progreso al servicio de todos.

 

Porque la laicidad puede ayudar a la transformación necesaria de una sociedad cada vez más injusta y cruel, el Gran Oriente de Francia quiere promoverla, desarrollar una pedagogía propia, explicar los beneficios de la ley de separación de las iglesias y del Estado, fomentar la escuela laica y gratuita y asegurar a todos la libertad absoluta de conciencia. Desea convencer a todos los Estados de la pertinencia y del valor de la laicidad.

 

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