Mejorar al hombre
¿Por qué la masonería tiene como pretensión mejorar al hombre? ¿Por qué ella más que otro grupo u otra organización?
Mejorar al hombre y a la mujer puede parecer pretencioso, por ello es necesario una explicación.
La francmasonería es una organización iniciática. Decir que la palabra iniciar viene del latín initiare (empezar) es una primera explicación. De ese sentido original la palabra ha pasado a significar la enseñanza de un arte o de un secreto. A menudo la masonería ha sido considerada como una sociedad secreta lo que supone una desviación fundamental; esta visión proviene de los períodos o lugares en que los masones se han visto obligados a esconderse pues no hay que olvidar que los masones han sido objeto de persecución en ciertos momentos y regímenes , como por ejemplo durante el franquismo. La masonería, en democracia, no tiene nada de secreta; puede ser discreta, aunque cada día lo es menos debido a la necesidad de intervenir ante el estado crítico en que la sociedad se halla.
La iniciación en masonería se define como una enseñanza desde el comienzo; simbólicamente se dice que abandonas tu vida profana para entrar en una organización cuyo objetivo es la búsqueda de la verdad. Pero la verdad no se encuentra paseando por las calles de la ciudad. Se necesita una formación. Esa formación se prolonga durante toda la vida. ¿Qué enseñamos? Unos principios, unos valores, una manera de entender mejor el mundo aplicando un método (ver método masónico) que sitúa al hombre en el centro de las preocupaciones, es decir fuera de toda consideración ajena a la esfera social. Cuando eliges mejorar la vida del hombre antes que buscar una ventaja material, estás preparado para el proceso de enseñanza masónica y la mejora de ti mismo.
En el Gran Oriente de Francia, concedemos una importancia capital al estudio de los principios y valores formulados en nuestra lema Libertad, Igualdad, Fraternidad, a los que añadimos Solidaridad y Laicidad. La enseñanza y el aprendizaje de todos estos principios humanistas en el transcurso de nuestras reuniones cambia necesariamente el espíritu. Nos desprendemos del egoísmo para estar cada vez más cerca del altruismo. El hecho de ejercer continuamente la libertad absoluta de conciencia sin que ello obste en considerar a todos iguales nos lleva naturalmente a práctica real de la fraternidad. Ésa y no otra es la razón de llamarnos entre nosotros Hermanos o Hermanas. Si además practicas la solidaridad, algo raro en la sociedad de hoy en día, el método masónico te ayuda a desarrollar y poner en práctica todos esos valores en la vida fuera del templo. Nuestra enseñanza se funda en el concepto general de república universal; esto comprende la enseñanza de la ciudadanía fundada en la laicidad. En los templos estudiamos sin descanso todos los temas que puedan servir para fortalecer la democracia, intentando analizar y comprender los cambios profundos de la sociedad, buscando caminos de desarrollo social y moral. Eso influye enormemente en la mejora de cada francmasón, de cada francmasona. Si la clave esencial de la búsqueda de la verdad es mejorar al hombre, no menos importante es mejorar a la sociedad.